Fernando Roda: «Estamos a tiempo de impulsar la eficiencia energética»

Fernando Roda: «Estamos a tiempo de impulsar la eficiencia energética»

Fernando de Roda, CEO de Greenward Partners, aboga en este arículo por una coordinación de forma conjunta para armar instrumentos de colaboración público-privada con la finalidad de que las soluciones de eficiencia que tenemos a nuestro alcance converjan y permitan avanzar en la mejora de un parque edificatorio antiguo, obsoleto y bastante deficiente desde el punto de vista de la eficiencia energética.

La necesidad imperiosa de apostar por la eficiencia energética se ha reafirmado, más si cabe, en los meses de verano de este 2021. Un verano que nos ha presentado desafíos en el panorama energético y medioambiental, marcado por las altas temperaturas ─por momentos extremas, como las causadas por una de las ya frecuentes olas de calor que sentimos en gran parte del territorio español─ que irremediablemente disparan la demanda energética en viviendas y edificios con la intención de paliar un calor acuciante, pero también marcado por unos máximos históricos en el precio de la energía en España.

Además, hace solo unas semanas conocíamos los resultados del último informe elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que no solo se reitera el impacto causado por la actividad humana en el clima, sino que se alerta de las grandes dificultades que encontraremos para poder frenar el calentamiento global.

El informe, no obstante, también nos presenta una oportunidad: nuestras acciones todavía pueden determinar el curso futuro del clima, y para ello no queda otra opción que reducir significativamente las emisiones. Y apostar por la eficiencia energética.

 

Necesidades de inversión en eficiencia

El parque edificado es responsable de cerca del 40% de la energía que se consume. En España, el 75% de los edificios se construyó antes de que entraran en vigor las primeras directivas sobre eficiencia energética, y el 80% de esos edificios seguirá en pie en 2050, año para el que la Unión Europea se propone alcanzar la neutralidad de emisiones. En total, las necesidades de inversión en eficiencia energética en España para 2021-2030 superan los 85.000 millones de euros y, según el Ministerio para la Transición Ecológica, cerca de la mitad de esa cantidad, más de 40.000 millones, corresponde a proyectos de descarbonización del parque edificado.

Tenemos clara la necesidad de avanzar en la descarbonización, y desde la administración se han dado pasos importantes con los 6.820 millones de euros destinados a la rehabilitación de viviendas con financiación procedente de los fondos europeos, o el anuncio de los incentivos fiscales con deducciones en el IRPF de hasta el 60% de las cantidades que inviertan los particulares en obras para mejorar la sostenibilidad de su vivienda. Se han planteado subvenciones y deducciones tanto a nivel de barrio como de edificio y vivienda, así como ayudas a las comunidades autónomas para instalar oficinas de rehabilitación.

 Medidas que, aunque son necesarias, no resultan suficientes para cubrir las necesidades actuales ni hacen la rehabilitación energética accesible. Además, en el mercado español no existen productos y estructuras de capital privado que faciliten la financiación del 100% del coste de un proyecto de rehabilitación integral, a largo plazo, a tipos competitivos y bajo modelos estandarizables que disminuyan el riesgo de la operación y permitan su escala.

3d illustration of the model house with a green roof, drawings, rulers, pencil

Soluciones a nuestro alcance

Pero existen soluciones y las tenemos a nuestro alcance. Las medidas propuestas se pueden complementar y mejorar con instrumentos de colaboración público-privada, una convergencia que multiplicaría las posibilidades de financiación y que mejoraría el acceso a la rehabilitación energética para todos los ciudadanos sin importar su renta. Porque es necesario flexibilizar y eliminar las barreras al acceso a la rehabilitación energética, y para ello contar con un marco regulatorio que contemple nuevas aproximaciones.

Los planes impulsados por el ejecutivo ganarían efectividad y alcance si se contemplaran las bonificaciones fiscales ya mencionadas, por ejemplo, a través de Ecobonos, con los que el reconocimiento de la desgravación o crédito fiscal por el importe de la inversión se puede transferir a inversores que financien la obra y que tengan base imponible suficiente para aprovecharlos. Con ello se consigue aligerar significativamente el peso de la inversión para el particular, que puede disponer de los fondos anticipadamente en lugar de esperar a obtener su compensación como deducción futura del impuesto de la renta.

No hay que olvidar que el coste de rehabilitación energética integral de una vivienda, incluyendo envolvente, calderas y otros elementos, puede superar fácilmente los 15.000 euros, una cantidad que solo está al alcance de las rentas medias y altas. Además, en el modelo de Ecobonos, la pérdida de recaudación por el crédito fiscal se compensa ampliamente con una mayor recaudación por la vía de impuestos indirectos y por el impulso de la actividad económica y la creación de empleo, pero también proporciona a los inversores acceso en volumen y escala a proyectos fiables y certificados técnicamente, con un gran loan-to-value, que califican dentro de la taxonomía UE como financiación verde, con rentabilidades a largo plazo muy interesantes.

 

Modelos de bancos verdes

Existen otros instrumentos que permitirían flexibilizar e impulsar la eficiencia y que ya se emplean con éxito en otros mercados. Los préstamos PACE (Préstamos para la Activación del Capital Ecológico) permiten canalizar el capital de inversores institucionales privados para cubrir las necesidades de financiación de proyectos de mejora energética de los edificios, se pagan exclusivamente con los ahorros generados por las mejoras y ofrecen a los inversores rentabilidades atractivas a largo plazo.

En países como Reino Unido, Japón o Sudáfrica ya existen modelos de bancos verdes, entidades especializadas en la financiación de proyectos de descarbonización, eficiencia energética y energía limpia. También debemos impulsar la creación de fondos especializados, y trasponer figuras presentes en las directivas europeas, como las Comunidades Energéticas Locales, que ligadas a los Ecobonos y a los préstamos PACE supondrían un gran impulso para las rehabilitaciones.

Los retos solo podemos afrontarlos juntos. Como nos dice el IPCC, nuestras acciones todavía pueden determinar el curso futuro del clima y que el freno del calentamiento global sea una realidad. Llevemos esta oportunidad también a la descarbonización de nuestros edificios: actuemos para generar sinergias, impulsar medidas que faciliten la rehabilitación a todos los hogares e invertir en eficiencia a largo plazo que nos permita reducir la demanda y consumo energético.