España puede alcanzar los 50.000 MW de potencia fotovoltaica en 2030

España puede alcanzar los 50.000 MW de potencia fotovoltaica en 2030

Pedro Fresco, experto en Energía de la Universidad Internacional de Valencia y autor del libro «El futuro de la Energía en 100 preguntas», reflexiona sobre el futuro de las renovables en nuestro país.

Con un escenario muy propicio para impulsar el despegue de las renovables, Pedro Fresco vaticina que España dispondrá, «de aquí a 2030, de unos 50.000 MW de potencia fotovoltaica». Convencido de que «en los próximos años vamos a experimentar un renacer de la energía solar fotovoltaica de manera que, en el año 2050, ocupará un puesto dominante en España», vislumbra un panorama energético español en 2050 «casi íntegramente renovable».

Este especialista centra su argumentario en los recientes objetivos europeos y en esa estrategia de descarbonización que marca la hoja de ruta de la Comisión Europea para conseguir un sistema energético basado casi íntegramente en las fuentes renovables. Al hilo de esas reflexiones, Fresco adelanta que «dentro de 30 años nuestro sistema eléctrico estará dominado por las energías solar y eólica, que nos proveerán de una energía barata y nos harán independientes de los países productores de combustibles fósiles». Es en este contexto en el que sitúa a la energía solar fotovoltaica como tecnología dominante y, en menor porcentaje, a la energía termosolar de concentración.

El experto en energía dibuja para España un escenario en el que la mayoría del sistema energético estará electrificado. «El hidrógeno o el biogás se usarán en aquellos terrenos donde la electricidad no pueda sustituir fácilmente a los combustibles (en algunas industrias, aviación, etc.), pero mayoritariamente se electrificará el sistema energético». A su juicio, «las calefacciones dejarán de ser de gasóleo, carbón o gas y serán eléctricas, con sistemas de geotermia o aerotermia, que serán suficientes con viviendas mucho más aisladas y térmicamente eficientes».

Radiografía del sistema energético

En esa precisa radiografía, el experto asume que, en España, el nuevo paradigma conllevará importantes cambios con respecto a lo que hoy conocemos. Así, en materia de almacenamiento de energía, señala que se desarrollará un nuevo sistema que va a permitir el acceso a la energía en cualquier momento del día. Asimismo, confía en que, en 30 años, nuevos sistemas de almacenamiento en forma de baterías, en distintas formas de energía potencial o en forma de hidrógeno formarán parte del sistema eléctrico, bien a nivel de utility (en plantas generadoras o como instalación exclusiva para esta función) o bien a nivel particular.

Se trata de un cambio de modelo que posibilitará el intercambio de energía con países vecinos, lo que permitirá, tal y como subraya Pedro Fresco, maximizar la producción renovable. «Cuando en un país haya un exceso de generación renovable, además de almacenarlo para otros momentos también se exportará a países vecinos y viceversa», describe, y aunque ve probable que en Europa quede cierta capacidad nuclear en algún país (fundamentalmente en Francia), duda que ese sea el caso de España.

Rol más activo del consumidor

También el rol del usuario variará en todo este tiempo. Así, para el profesor colaborador del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia, el empoderamiento del consumidor será un factor determinante en esta nueva perspectiva energética, ya que asumirá el rol de «prosumidor» (o prosumer, en inglés), término con el que acuña las nuevas funciones del usuario energético, focalizadas en su capacidad para consumir y producir al mismo tiempo.

Convencido de que en apenas 30 años los sistemas de autoconsumo basados en la fotovoltaica y en energía minieólica serán habituales tanto en viviendas unifamiliares como en bloques de edificios, Fresco suraya que «lo que no se autoconsuma se verterá a la red o se almacenará en baterías en función del interés del productor».

En medio de ese escenario futuro, este experto destaca el papel de los sistemas inteligentes, ya que permitirán que se pueda «elegir en tiempo real cuándo vendemos y compramos a la red, y cuándo nos interesa almacenar en nuestras propias baterías». Sobre esto último, señala el especialista en energía que las baterías serán o bien fijas o estarán instaladas en nuestros vehículos eléctricos.

Predominio del coche eléctrico

Fuera del uso de la energía en las viviendas, Fresco considera al coche eléctrico una pieza clave de ese desarrollo futuro en España. Su impresión es que, para 2050 «la práctica totalidad de utilitarios o vehículos ligeros serán eléctricos o bien de pila de combustible (basados en hidrógeno). También lo será el transporte público, desde taxis hasta autobuses. Esto llevará a ciudades mucho más limpias y silenciosas, pero además permitirá a quienes tengan el punto de recarga de este vehículo conectado al sistema eléctrico de su hogar disponer de una batería móvil».

Destaca además que las baterías móviles permitirán a los usuarios desconectares de la red eléctrica y depender sólo de sus sistemas de autoconsumo. En aquellas circunstancias en que el sistema de autoconsumo no fuese suficiente para poder satisfacer todas las necesidades energéticas de la casa «siempre se podrá cargar el vehículo eléctrico en una electrolinera y traspasar esa electricidad a nuestra batería doméstica» afirma.

Efectos en el empleo

Todos estos cambios tendrán un efecto positivo sobre el empleo. Lo justifica este experto aludiendo a que «las energías renovables son mucho más intensivas en mano de obra que las energías tradicionales», de ahí que abogue por un aumento y crecimiento en el número de empleos en el sector energético, de forma especial «en las fases de mayor implantación de estas energías».

Asimismo, la producción de un mayor número de vehículos eléctricos también supondrá un cambio de paradigma en los tipos de empleo, y aunque Fresco ve muy probable una pérdida de empleos a nivel de fabricación de vehículos, talleres mecánicos y estaciones de servicio, habla de tasas de crecimiento en «energías renovables, implantación y mantenimiento del sistema de carga eléctrica, reciclaje de baterías, servicios de gestión de la compra y venta de electricidad a nivel usuario, etc.».

Y en este contexto enlaza con las previsiones del Gobierno, que ha anunciado la dotación de 235.000 millones de euros al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para la próxima década.